Nuestro cuerpo es una construcción perfecta que nos acompaña toda la vida, sin sufrir dolor ni daños. En principio estamos permanentemente entrenando. Todo lo que hacemos o no hacemos tiene un efecto sobre nuestro cuerpo. Así, sus funciones se ajustan según nuestro comportamiento con él. Nuestros hábitos, es decir nuestra elección personal de movimientos, le van moldeando individualmente. Mientras solo aplicamos una pequeña parte de las posibilidades de movimiento que nuestro cuerpo nos ofrece. Nuestro cerebro con sus programas de movimiento funciona según la máxima “use it or lose it” (úsalo o piérdelo). Eso quiere decir que lo que se mejora a través de la práctica, se pierde si no se practica con regularidad. En nuestro día a día, distamos mucho de aprovechar las oportunidades de movimiento corporal. Nos movemos de manera incompleta por lo que diversas zonas musculares están permanentemente acortadas. No pueden destensarse o no se destensan lo suficientemente rápido porque están demasiado endurecidas. Eso lleva a un estado de tensión permanente o incluso contracturas musculares que, para mantener nuestro cuerpo recto, se crean forzosamente. En consecuencia, las articulaciones y los discos intervertebrales tienen que interceptar estas tensiones demasiado fuertes.
El empleo de todos los ángulos de articulaciones y columna vertebral del que disponemos está genéticamente establecido. Igualmente nuestros discos intervertebrales solo se pueden alimentar a través del movimiento. Por lo tanto, necesitamos una compensación frente al movimiento limitado de nuestro día a día. Contra la carga continua, el dolor y el desgaste de la columna vertebral, según Liebscher & Bracht la práctica de solo 6 ejercicios es suficiente para reducir la tensión excesiva en los musculos y en la fascia, o sea para eliminar las limitaciones de la movilidad y el dolor en el tronco.
En total existen 27 ejercicios llamados “Engpass-Dehnungen” en distintas variaciones para todo el cuerpo, que se realizan según el principio estirar-tensar-intensificar. Así se normaliza la tensión de las fibras musculares, se fortalecen los ángulos de movimiento que no se pueden realizar y se optimiza los procesos en nuestro cerebro, es decir que se van “archivando” los nuevos patrones de movimiento. Practicar con regularidad fortalece, flexibiliza y relaja la musculatura.